EL VIAJE: LUNES 10/07 LOS PAPELEOS

Pasó nuestra primera noche con nuestro nuevo miembro de la familia, una noche que no sé si es porque estabamos todos agotados o porqué, el caso es que dormimos como marmotas. Ese lunes tocaba ir al registro donde el notario nos esperaba para formalizar todos los trámites del día anterior y realizar el donativo al orfanato.

Nos levantamos por la mañana, la clásica ducha mañanera (que si no, es como si no estuviera) y luego a desayunar, a la pequeñaja le molaba la sandía y los platanos, era ver un plátano y ponerse como loca, era increible pero con dos dientes y se lo comía como si nada.

Lo que si empezamos a constatar es que Olatz lo iba a pasar muy mal, a la "señorita" se le había cruzado su madre y como se acercase a ella teníamos serenata asegurada. No quería saber nada de Olatz (la pobre no sabía que hacer para ganarsela), con lo que es cierto el tema de que suelen elegir a uno y rechazar al otro, el problema es que nadie está preparado para un rechazo como ese, y menos después de una espera tan larga (12 meses desde la entrada del expediente en China, quién los pillara ahora).

Llegamos al punto en que si me levantaba de la mesa para coger un plato, teníamos llorera al canto, aunque se tuvo que aguantar porque no estaba dispuesto a ponerme a regimen en China y además le venía bien llorar para aumentar el volumen de sus pulmoncitos.

Bien, después del desayuno, a revisar si llevabamos todo (sobre todo el dinero para el orfanato), y antes de irnos pasar por la recepción para cambiar algo de dinero. Nada que le digo a la guía para cambiar dinero y nos acercamos a la recepción, - ¿cuánto quieres cambiar?- me dice María (que era como se llamaba nuestra guia) y yo todo feliciano le dije que 500 dolares. Se quedó mirandome con cara de "este guiri esta loco" y me dijo que no, que eso era demasiado dinero y que no necesitaba tanto, como os podéis imaginar yo me quedé "flipado", pero tragué como un campeón y nada que 200 euros y tan feliz.

Desfilamos para el coche, porque el chofer había llegado ya y nos pusimos camino del registro. La sensación en la provincia era muy rara, ya que como habíamos ido sólos a la provincia y teníamos para nosotros un chofer, la guía de chino-castellano que vino con nosotros desde Beijing y la guía de mandarín al dialecto, vaya, que teníamos casi más gente con nosotros que nosotros mismos y encima no querían dejarte hacer nada, en fin, que igual que en casa.

Tras flipar con la conducción china, pasan de los intermitentes y se dedican a tocar la bocina, llegamos al registro y allí estaban el notario y la contable del orfanato, estuvimos esperando un poco y finalmente pasamos a una sala en la que tuvimos que formalizar todos los trámites y entregar los 3000 dólares a la contable del orfanato, que como buena contable los contó y los revisó uno por uno para que fueran posteriores al 96.

Después de este trámite y de pasar por el super, con el calorazo que hacía nos fuimos de nuevo al hotel, se acercaba la hora de la comida y mientras tanto tomamos algo en el bar con el resto de las familias que estaban en el hotel. Sofía y Oscar, Manuel y Espe, Jorge y Paloma y Loli y Fran con todos sus pequeños y pequeñas estuvimos de charla sobre los niños, la provincia, las curiosidades de la entrega, etc.

Después de comer le dijimos a la guía que queríamos ver un poco de la ciudad, y se vino con nosotros de paseo hacia el centro de la ciudad. La verdad es que es muy recomendable hacer un paseo así para ver cómo funciona una ciudad china y sus gentes. Ves cosas que te dejan helado y cosas muy curiosas, ¡que diferentes somos!.

A la noche el primer baño de Ane, toda una experiencia. Obviamente me tuve que meter yo también en la bañera, ya que me era imposible despegarme de ella y le cambió la carita, que contenta estuvo con su hermana también. Así pasó otro día en China.