sábado, 28 de febrero de 2009

EL VIAJE: DOMINGO 16/07 LA GRAN MURALLA

Tras las emociones del día anterior con la llegada a Beijing, y el reencuentro con nuestros amigos que habían estado en otra provincia, por fín nos llegó el momento de conocer Beijing y sus alrededores. Ese domingo nos tocaba la fábrica de Jade y la Gran muralla.

La fábrica de Jade está dentro de esas visitas "obligadas" por las diferentes fábricas de productos típicos de China que organizan para todos los turistas (y para que dejemos los dolares o los euros allí), allí nos explicaron como trabajaban el Jade y pudimos verlo en directo, algo impresionante ver con la exactitud que labraban esa piedra, además se agradecía el aire acondicionado de la sala de compras con el calor que hacía fuera.

Después de ver como trabajaban pasamos a la zona de compras y pudimos ver piezas de todo tipo, desde lo más "hortera" hasta cosas muy bonitas. Nosotros finalmente compramos una bola labrada, y dentro de ella había otra y otra y otra, estaban realizadas desde una misma piedra y representaban la unión de la familia. El barco lo dejamos para otra vez.


Después a visitar la gran muralla. La verdad es que no se que decir sobre ella, cualquier adjetivo se quedaría corto, pero como se suele decir por aquí es "un trabajo de chinos". Nos bajamos del autobús y lo primero la oleada de calor al bajar las escaleras. La guía nos enseñó por donde se podía subir, y allí empezamos, subimos hasta la primera puerta todas las familias, con sillas y todo ya que salvo unas pocas escaleras luego había que subir una cuesta, nos sacamos toda la familia las fotos de rigor con el guardían de la muralla y sus armas. En ese momento las chicas decidieron que hacía mucho calor para seguir subiendo y que para las niñas (vaya excusa, je,je) era mejor quedarse abajo a la sombra tomando algo frequito.

De esa forma Iñigo, Jose Angel, María (la única valiente del bando femenino) y yo comenzamos la ascensión. El tráfico en la primera parte era increible, parecía un atasco en hora punta para entrar en la ciudad (esa primera parte era muy estrecha) además los escalones son casi de 40 centímetros y la pobre María las pasaba canutas para subir de uno a otro. Pero no hay como querer hacer una cosa (ella tenía claro que quería subir a la muralla) para que no dijese ni mú en toda la subida. (En la foto se le vé con el "tito" Jose Angel por detrás, por cierto, no llovía pero a las chinas no les gusta que les dé el sol y llevan un paraguas siempre con ellas) (en la otra foto se ve todo lo que subio María, ya que los autobuses estaban abajo del valle)



LLegamos a la segunda puerta y seguimos para arriba, María se estaba empezando a poner colorada con el calor y a mitad de camino para la tercera puerta había un descanso y decidimos pararnos allí a descansar un poco. Entonces Iñigo dijo que se bajaba y si María quería que fuera con él, el calor que estaba pasando y lo cansada que estaba (había subido muchísimo) consiguió convencerla de que era lo mejor. De esa forma María e Iñigo empezaron el descenso y Jose Angel y yo nos fuimos para arriba (como no voy a subir con un montañero azpeitiarra al lado), las vistas eran una pasada y seguimos hasta la cuarta puerta sin parar porque no queríamos que se nos hiciera tarde. Alguna fotito para el recuerdo y vuelta para abajo.

En la bajada, vimos que en un costado (no lo habíamos visto al subir) había un puesto en el que hacían medallas conmemorativas de subida a la muralla y paramos un momento para cogerle a María su medalla de campeona de subida a la muralla. La cara que puso cuando le dimos su medalla y lo orgullosa que estaba, merecía la sudada que nos pegamos subiendo y los pocos yuanes que costó la medalla.



Después de un rato, de vuelta al autobus y para el hotel. Todas las noches dimos un paseito por la calle de al lado del hotel y luego a cenar y a la cama.



No hay comentarios: